Sus dedos entre los pliegues de su
chocho le excitaban tanto a ella como a el. Sentir su humedad en su mano
mientras ella sentía la dureza de su miembro en el trasero. Las suaves caricias
y los susurros de palabras malsonantes al oído, la llevaban a un estado de
excitación difícil de controlar. Sus caderas no dejaban de menearse hacia
delante y hacia atrás, sus pechos subían y bajaban en ese vaivén, lo que hacia
volverse loco a el. Y allí, en el sofá de cuero frío, en la oficina donde el
trabajaba, ante la excitante sensación de que alguien pudiera entrar y
pillarlos, ambos se corrieron y follaron durante horas, con el sonido de los
teclados y las impresoras de fondo.
El morbo está servido!
ResponderEliminarBesos.
Mmmm... si, lo esta :-)))
EliminarUn besito!!
Toda buena fantasía incluye algo de este tipo, aunque no sé tú, pero yo si me pueden pillar... qué vergüenza! Prefiero evitarlo. Pero sigamos fantaseando con ello, que para eso están las fantasías ;P
ResponderEliminarTiene su morbo jajajaja
EliminarAunque depende de quien y en que situacion jajajaja