miércoles, 21 de mayo de 2014

En la hora del cafe 2

 No conocía aquel hombre, y no tengo costumbre aceptar cafés de gente que no conozco. No voy buscando nada, quiero decir, ni una relación ni un follamigo, pero a veces surgen sensaciones, sentimientos, y yo estoy a falta de muchas cosas. No parece una mala persona, y es realmente atractivo, solo es un café, pero tengo miedo de volver a  darme contra la pared. Ya no tengo 20 años y con dos niños la vida es diferente. Y luego esta mi corazón, que se deja llevar, tal vez demasiado, y así me doy una y otra vez contra el suelo, y aunque siempre consigo levantarme, ya no es lo mismo, yo no vuelvo a ser la misma.
-Deberías coser las heridas de tu corazón. –son palabras de José, que sabe bien lo que sucede en mi loca cabecita y mi herido corazón.
-Ojala pudiera José.
-No, ojala supieras. Has de abrirte, dejarte llevar.
-Lo hago, bueno lo hacia... –me entristece profundamente recordarlo.
-Ariane, acepta ese café, dale las gracias y déjate llevar, tal vez sea el comienzo de algo bueno para ti.
-¿Tu crees?
-¿Y por que no? Vamos, ve y habla con el. –las palabras de José me animan, así que respiro hondo y me acerco a ese hombre misterioso.
-Buenos días, perdón que le moleste, quería darle las gracias por el café.-le tiendo la mano y le ofrezco mi mejor sonrisa.
-Me encanta verte sonreír Ariane, tu sonrisa ilumina mi alma. –me contesta levantándose de su asiento y acercándose para besar mi mano.
-¿como sabe mi nombre? ¿Le conozco? –estoy muy sorprendida y asustada.
-Yo te conozco del bar, y tu nombre lo se por el camarero. Hace meses que vengo aquí para verte, quería conocerte personalmente. –es un hombre tranquilo, sereno, su voz suena suave y realmente sexy. No deja de sonreír en ningún momento y me mira fijamente a los ojos.
-Quiere decir que hemos hablado antes...
-Si, pero no personalmente, cara a cara. Por favor siéntate conmigo a tomarte el cortado, solo te quedan 10 minutos.
-¡Me tiene controlada eh!
-No no... Se cuando vienes al café y cuando te vas, después yo me retiro a mis quehaceres, y puedes tutearme, me llamo Gideon.
-¿Gideon? Interesante... ¿eres alemán? –joder hasta su nombre es sexy.
-Jajaja no. Fue cosa de mi abuela, ella estaba enamorada de un actor con ese nombre y cuando nací le suplico a mi madre que me lo pusiera. ¿Te sientas? –me ofrece una silla.
-Bueno...
Diez minutos no dieron para mucho, pero reconozco que me pareció interesante, parecía un hombre culto y divertido, muy respetuoso, al menos de momento, y con muchas ganas de charlar.
-¿Volverás mañana? –pregunto.
-¿Quieres que vuelva? –me sonríe.
-Bueno, ya que hemos comenzado una charla, me gustaría retomarla y averiguar mas cosas sobre ti.
-Aquí estaré, a las once en punto.
-Bien, hasta mañana Gideon.
-Hasta mañana Ariane.
Parece una locura, pero ya me ilusione, una vez más, con algo que no sabia adonde me llevaría. ¿Es una mala costumbre o es algo que no se puede evitar? Conocer a alguien y sentir que te llena, que en diez minutos de tu vida te ha dado tanto que casi parece que te atraviesa, dejando una marca imborrable. No lo se, pero estaba como una chiquilla, deseosa de volver a verle y charlar, conocer mas y contarle todo aquello que quería saber.
La vuelta a la oficina me devolvió a la realidad, trabajo acumulado, la gente desperdigada en el “recreo”  y la falta de dos personas, algo que me llevo a mal pensar. Me acerque hasta la fotocopiadora, la puerta estaba cerrada, lo que me hizo sospechar aun mas, y al abrir ¡¡boom!! Allí estaban, en una lucha  cuerpo a cuerpo:
-¡Joder! otra vez, no entendéis que puede entrar cualquiera, incluso tu marido Elena. Parece que estáis deseando que os pillen... esta será la ultima advertencia, la próxima vez saco fotos y las cuelgo en el tablón de anuncios.
-Ariane, lo siento... es que no podemos vernos en otro lugar sin que sospechen nuestros respectivos y...
-Ese no es mi problema Fernán, aquí no quiero esta actitud. También podéis iros al motel de al lado en la hora del café. –soy un ogro lo se, pero el trabajo no es un picadero.
-Pues si, no lo había pensado... Elena ¿que te parece? –Fernán le consulta a Elena.
-¡eh eh! Esperar que me vaya para hablar de vuestros encuentros sexuales... no quiero ser cómplice de vuestros cuernos. –tontería, por que ya lo era.

El día pasó despacio, mi mente divagaba sobre aquel hombre y su mirada, mi cuerpo respondió con cada pensamiento, cada sensación, y una vez mas la ilusión vino a mí.
De vuelta en casa la realidad, niños, fregado, cena, ropa del cole, deberes del cole, mimos y cariños de madre, y por fin... la noche.
Al caer la noche es cuando me relajo, es cuando estoy realmente sola y puedo seguir divagando, aunque aquella noche las divagaciones se convirtieron en una excitación intensa, tanto que necesite de varios orgasmos hasta quedarme dormida.

Eran las siete cuando sonó el despertador, yo estaba tirada en el sofá, ni siquiera fui a la cama esa noche, y después del treque- maneje que le di a mi clítoris estaba realmente cansada esa mañana. El café bien cargado se encargo de revitalizar mi cuerpo y mi mente, me puse las pilas para poner los desayunos y los bocatas de media mañana de los nenes. Mientras los niños desayunan me ducho, y es allí donde me asaltan unos deseos imperiosos de llegar al trabajo, de volver a ver a Gideon, de sentir la calidez de su mano y de sus suaves labios, aunque mi imaginación se iba por otros labios... ¡¡No, basta!! O llegare tarde y cachonda al trabajo.
Cuando llego a la oficina, la primera en la frente:
-Ariane, ¿podemos hablar? –pregunta Elena con cara de preocupación.
-Ahora me viene un poco mal, tengo trabajo y necesito salir a las once en punto.
-Por favor, es importante.
-¿Importante para ti, para mi o para la empresa? –le veo venir.
-Bueno, para mí, para ti  y para la empresa también supongo...
-Bien, tú dirás.
-Veras, Fernán y yo pensamos que ahora que estas sola con los niños, a lo mejor te viene bien salir antes por las tardes. Entonces hemos pensado que puedes venir tú por la mañana hasta las tres y nosotros venir mas tarde por la mañana y quedarnos hasta el cierre. ¿Como lo ves?
-Pues que queréis pasaros la mañana follando en el motel, haciendo creer a vuestras parejas que venís al curro. Y sabes, si me hubieras planteado el asunto con total sinceridad no me hubiera importado aceptar, pero el echo de que necesites inventarte una excusa que implique la educación y cuidado de mis hijos me jode mucho, muchísimo.
-¡¡Joder eres una zorra lista!! Pensé que si te decía la verdad no lo aceptarías ni por nada... Fernán me dijo que te darías cuenta, que te planteara la situación tal y como es, sin excusas, ni  mentiras... veo que te conoce bien, mejor que yo.
-Elena, no tengo ganas de entrar en polémicas, pero ahora no puedo mirar horarios...
-No tranquila, Fernán y yo lo hemos mirado bien y esta todo cubierto, pero si no te fías de nosotros, podemos volver a mirarlo juntos.
-Sinceramente Elena, lo que no me gusta es dejaros solos en la oficina, sin nadie que vigile vuestros mete-saca en la fotocopiadora.
-Si me imagino, pero estaremos toda la mañana juntos en el motel f...
-Para para... lo entiendo, esta bien, pero mi hora del café es sagrada.
-Si lo se, esta todo arreglado, muchas gracias Ariane, no sabes cuanto te lo agradezco. –me abraza como si fuera una niña a quien acaban de regalar algo que deseaba con todas sus fuerzas.
-Bah bah bah.... esta bien.... anda déjame que tengo tarea atrasada. –no es que no me gusten los abrazos y las carantoñas, lo que me molesta es el peloteo.

La mañana fue lenta, pero la ilusión que me recorría todo el cuerpo, incluyendo mis partes sexuales, hicieron mas llevadera la tarea.
Apenas quedaban 15 minutos de las once y el trabajo estaba terminado, por lo que decidí salir antes y ser yo quien espere a Gideon.
-Buenos días José, ¿no ha venido mi hombre misterioso? –pregunte impaciente.
-Hola Ariane, hoy estas especialmente guapa, sabes. Te veo alegre y con ilusión, hacia tiempo que no tenías esa sonrisa en la cara.
-Si... me siento bien esta mañana José ¿y Gideon?
-¿Quien?
-¡ah, perdona! Ayer no te conté, se llama Gideon, el hombre del café, y parece un hombre interesante.
-¡OH! Pues no ha llegado aun, y es raro por que siempre llega media hora antes que tú.
-Bueno mientras ponme lo de siempre, por favor.
-Claro.
Desde mi posición, el rincón de la barra, se ve toda la calle por los grandes ventanales del bar, y no consigo quitar la vista de ellos. Ni siquiera he cogido el periódico, me gusta leerlo mientras desayuno pero esta mañana tengo algo más interesante en mente, aunque parece que llegara con retraso. Según pasan los minutos me voy desilusionando, y cada mirada al ventanal es una pequeña punzada a mi corazón.
Solo me quedan cinco minutos para volver a la oficina y la mesa al lado de la puerta esta vacía esta mañana. Salí de casa con ilusión y excitación, pero vuelvo triste y cabizbaja por la ausencia de alguien de quien solo conozco su nombre.





Continuara...

14 comentarios:

  1. Oh....
    Más vale que le haya atropellado un autobús!! Por menos de eso no se planta a una mujer.

    Por cierto, esa fotocopiadora... que trajín por favor.

    Un beso Itza!!

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  2. Enganchadísima me tienes a la historia... ¿Qué le pasaría al hombre misterioso?

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  3. MENUDA DESILUSIÓN NADA MAS EMPEZAR ESTA AMISTAD,,, ESPEREMOS TENGA UN BUEN MOTIVO,,,, O SE HA GANADO UNA PALIZA, JEJEJEJE...
    UN BESAZO ITZALAK!!!

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  4. Jajajajajaja... esto con Tatu, eso como mínimo.... :)
    Pobre Ariane... he podido sentir su desilusión.... ojalá y tenga una escusa y todo se solucione... ainssss...

    Muakssss guapa!!!

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    1. Siii pobre mujer....
      Habrá que escuchar a ese hombre, a ver que tiene que decir.
      un beso potxola *♡*

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  5. Espero que tenga una buena escusa....... esta historia me tiene enganchada.
    Besos guapa

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  6. Seguro q Gideon tiene una excusa fuerte xq tanto tiempo observando no creo q sea en vano...y Ariane se esta ablandando aunque después de esto a ver que pasa.besos itza

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    1. A lo mejor se acojono al hablar con Ariane...
      un beso preciosa *♡*

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  7. Hay personas que llegan a la vida de otras para cambiar todas las fichas de sitio.

    Que ella se pase todo el día esperando el encuentro nos indica que una nueva ilusión se ha presentado en su vida.

    Ahora hay que esperar que él tenga un motivo de suficiente peso para faltar.

    Apuesto porque todo acabará bien.

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    1. Ella necesita de esa ilusión para volver a sonreir, pero el echo de no presentarse en la cita no da pie a grandes esperanzas.

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Muchas gracias por la visita y por comentar :-))))